Ámbar Aballay, alumna del Doctorado en Biotecnología Molecular de la Facultad de Ciencias Biológicas, ganó los fondos concursables para emprendimientos “Desafío High Tech”, de la Universidad de Concepción. En el concurso, participaron más de 190 alumnos de Ñuble, Maule y el Biobío.
“Desafío High Tech” es un programa de formación donde participan distintos estudiantes de la UdeC y de otras instituciones. Luego de someterse a procesos de formación para emprender y vender la idea, se escoge a un ganador para los fondos. La ventaja comparativa de este concurso radica en no exigir un prototipo, sino que con algún proyecto en mente ya se puede participar.
El premio fue entregado en el auditorio Jaime Baeza de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VRID UdeC). Además, los alumnos participantes obtuvieron en el proceso herramientas para plantear investigaciones o emprendimientos científicos y conseguir el posterior financiamiento, junto con estrategias para transferir el desarrollo tecnológico a la población.
“El proyecto es un biosensor para detención de toxinas paralizantes, planteado como un biosensor de campo que se basa en una proteína que naturalmente reconoce estas toxinas. Es una herramienta para tener una utilización complementaria para la detección a los métodos oficiales. La idea general es que se pueda combatir en un método distinto la detección de virus y de esta manera reducir el número de animales usado anualmente para el monitoreo de productos marinos en este caso”, comentó la doctoranda.
La idea surgió en el laboratorio de biotoxinas de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, en colaboración con el Centro de Investigación Oceanográficas (COPAS Sur Austral). En este establecimiento, llevan años investigando sobre detección de toxinas marinas, buscando desarrollar métodos alternativos o complementarios al estudio con ratones para la detección de toxinas.
“Tenemos implementado metodología analítica, la otra oficial para la detección de estas toxinas, y por el elevado costo para analizar es que este país sigue usando ratones para el monitoreo, entonces básicamente la idea surge de la necesidad de métodos distintos,” explicó la ganadora del primer lugar.
“Es un prototipo para uso en terreno, lo cual tiene un lado comercial aparte del sanitario, para apoyar a los productores de mariscos a evaluar continuamente la inocuidad de sus productos sin la necesidad de que estos tengan que ser llevados a laboratorios, sobre todo porque los centros de cultivo de mariscos están alejados a los laboratorios de monitoreo. Es una herramienta alternativa para los productos marinos producidos por los acuicultores”, comentó la estudiante FCB.
Además de Ámbar, se encuentran sus tutores Allisson Astuya, de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, y Maximiliano Figueroa, de la Facultad de Ciencias Biológicas. Juntos, conforman el equipo Saxifast, el cual fue el captor de los fondos concursables. “Lo más valioso es el aprendizaje de todas estas semanas de formación, ya que se exige en uno de los requisitos para el financiamiento que tengas claro el modelo de negocios, cómo vender el desarrollo tecnológico y esa área es una de las herramientas fuertes que te entrega el Desafío High Tech”, finalizó Aballay.





